N. el
21 abr. 1782 en Oberweissbach (Schwarzburg) y m.
el 21 jun. 1852 en Marienthal (Meiningen).
Pedagogo alemán creador del Kindergarten y de
los dones que llevan su nombre; la difusión de
dicha institución preescolar no conoce límites
territoriales, y la importancia que concedió a
la acción en la Pedagogía (v.) ha servido de
base a la escuela actual (v. ESCUELA
ACTIVA). Datos
biográficos. Actividades. Hijo de un pastor
protestante, estudió en la Univ. de Jena y
desempeñó colocaciones muy diversas, como la de
agrimensor. Su contacto intelectual con Novalis
(v.) le inspiró un amor especial por la
arquitectura. Y pensando en ese sentido llegó a
Francfort del Main, donde una amistad ocasional
le dio a conocer la pedagogía de Pestalozzi
(v.); por ello aceptó el ser maestro. En agosto
de 1805 visitó al pedagogo suizo en Yverdon y
quedó definitivamente trazada su vocación
docente; como profesor particular de los
Holzhausen pudo residir dos años enteros en
Yverdon y formarse pedagógicamente. En 1810
abandona a Pestalozzi por el desastre directivo
que mantenía y vuelve a Alemania. Estudió otra
vez en la universidad, en la de Gottinga,
dedicando especial atención a los idiomas
orientales, astronomía, química y mineralogía.
Más tarde se trasladó a Berlín, para estudiar
con el catedrático Weiss, famoso mineralogista.
Como todos sus compañeros sufrió la fuerte
influencia de los Discursos a la nación alemana
de Fichte (v.) y entró a formar parte del cuerpo
de voluntarios de Lützow contra
Napoleón.
Terminada la guerra, es nombrado ayudante del
Museo Mineralógico de Berlín, pero pronto
abandona el puesto para montar una institución
docente en Keilhau, con la ayuda de Middenforff
y Langethal, antiguos compañeros de armas; es el
a. 1817; se casa y su mujer pasa a ser el alma
femenina del colegio. En 1825 educaba allí a 56
alumnos. Al año siguiente publica su obra
fundamental La educación del hombre, donde se
contienen los principios filosóficos de su
teoría pedagógica. Empieza a ser conocido en
varios estados alemanes y en 1831 funda otra
institución en Wartensee (Francfort). En 1832 se
traslada a Wellisau, y, tras los ataques de los
católicos, marcha a Burgdorf, donde dirigió el
orfelinato recién reconstruido y donde dará
después un curso para perfeccionamiento de
maestros. El
16 en. 1837 inauguró la institución docente de
Blankenburg (Turingia), que se puede considerar
como la más representativa de las que fundó. En
1838 hace la presentación oficial de los dones,
sobre los que venía pensando prácticamente desde
sus tiempos de Gottinga. Discípulos y amigos le
ayudan incondicionalmente y le estimulan. La
idea de la decisiva importancia de la mujer en
la educación del niño en sus primeros años le
obsesiona e intenta formar a todas las madres
alemanas. Por eso establece el Jardín alemán
infantil en 1840. Tres años más tarde quedará
estructurado el definitivo Kindergarten, bajo la
dirección de Ida
Seele. Hasta
agosto de 1851 conoció una etapa de triunfos,
destacando la fundación del Instituto de
unificación de la vida en todos los aspectos en
Marienthal, para lo que ayudó mucho la baronesa
de Marenholtz-Bülow, su gran propagadora en
Alemania y en el extranjero. Pocos meses antes
de morir la suerte le fue adversa y vio
prohibidos los kindergarten por una orden del
gobierno de Prusia, que los acusaba de
socialistas y
ateos.
Doctrina. La acusación del gobierno prusiano era
infundada, y diez años después de la muerte de
F. dejaría de causar efecto. F. nunca intervino
en política y fue, en cambio, un espíritu
profundamente religioso. Pero su religión,
sentida heroicamente por un lado, y
fundamentada, por otro, en sus principios
filosóficos, al mismo tiempo que presentaba un
aspecto interesante estaba desde luego
totalmente apartada de la ortodoxia cristiana.
De joven había entrado en contacto con el
idealismo (v.) subjetivista de Schelling, Kant y
Schopenhauer, así como con los filósofos
portavoces del espíritu absoluto. De unos y
otros tomó los principios de su filosofía,
revelándose más partidario de Schelling, cuyas
ardientes elucubraciones sobre la filosofía
natural estaban más de acuerdo con su misterioso
temperamento. Más tarde conoció a Krause y su
panenteísmo. Ello explica claramente el origen
de los principios filosóficos que expuso en su
obra de 1826, apoyados, por otra parte, en su
detallado y amoroso conocimiento de la
naturaleza y, en especial, de la
cristalografía.
F. desea encontrar la explicación de la realidad
en su aspecto práctico de la vida, en la
fundamental unidad de la existencia de la
naturaleza y del hombre en el espíritu absoluto.
Krause le ayudará a dar una explicación. «Esta
unidad es Dios, y tienen su origen en la Unidad
divina, en Dios sólo. Dios es la única fuente de
todas las cosas. En todas las cosas vive y reina
la Unidad divina, Dios». La esencia de las cosas
y del hombre es esa participación en la Unidad
divina. Ello no supone falta de autonomía; todo
lo contrario. Pero el problema trascendental
está en cómo desenvolver esa «divina esencia»
para que llegue a alcanzar su plenitud. Hay que
llegar a conocer la ley eterna y reflexionar
sobre los preceptos que de la misma se derivan
para seres pensantes e inteligentes. Esa es
justamente la finalidad de la educación. Se
trata del «desenvolvimiento de una vida fiel a
su vocación, sana, pura y, por tanto,
santa». Es,
pues, F. un filósofo de la educación. Levanta un
sistema pedagógico basado en un sistema
filosófico propio. Al mismo tiempo, y de manera
armónica, se convierte en práctico de la
docencia. El resultado será la institución
preescolar organizada. El Kindergarten deberá
ayudar al niño a expresarse por sí mismo,
produciendo de esta manera su desenvolvimiento.
Y éste se logra relegando la adquisición de
conocimientos a un segundo plano, dando
preferencia en cambio a sus nacientes intereses
y a su tendencia a la acción. «El hombre sólo
puede conocer plenamente lo que es posible
representar exteriormente, lo que puede
reproducir. Para adquirir conocimiento el alumno
debe vivir, y pensando, hacer, y haciendo,
pensar». Surge la importancia del juego, porque
«el jugar constituye el más alto grado del
desenvolvimiento del niño durante cada época; el
juego es manifestación espontánea de lo interno,
inmediatamente provocado por una necesidad del
interior mismo». La acción a través del juego
inspirará toda la pedagogía de los primeros años
del niño. F.
ideó un material especial para que el juego en
el Kindergarten fuera educativo. Se trata de los
dones y regalos, los forman: a) una pelota de
tela, con seis pelotas menores de los colores
del arco iris, y un soporte para hacerlas
oscilar; b) una esfera, un cubo y un cilindro de
madera, de iguales dimensiones básicas; c) un
cubo descomponible en ocho cubos pequeños; d) un
cubo descomponible en ocho paralelepípedos; e)
un cubo descomponible en veintisiete cubos
pequeñitos; f) un cubo descomponible en
veintisiete paralelepípedos
pequeños.
Valoración. El desacierto de F. estuvo en sus
ideas religiosas (no precisamente en la religión
como inspiradora de la educación) y en sus
principios filosóficos, no resistentes ni unas
ni otros. Pero la teoría pedagógica que hizo
surgir de aquéllos sí que contiene aportaciones
muy importantes al campo de la educación. Es
posible que los famosos dones no puedan tener
una vigencia actual, así como algunas
instrucciones concretas para el uso de los
mismos. Mas la importancia que dio al juego y a
la acción son indiscutibles, y la llamada de
atención sobre lo decisiva que resulta la
formación que se dé a los niños en sus primeros
años, digna del agradecimiento de todos los
hombres.
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